Páginas

17 de enero de 2015

Hoy no es un buen día.



No puedo dejar de llorar. Lloro por todo y por nada. Mi corazón está hecho añicos desde hace tiempo y ahora pago las consecuencias. Intento siempre ser optimista, ser alegre, no dar importancia a las cosas... pero estoy pagando un alto precio.
Quiero creer que es bueno, quiero creer que pasará, que no es nada... pero he entrado en un rol del que es difícil escapar. 
Me siento atrapada por la gente que me rodea, siento que todo el mundo me exige, pero por más que haga nunca es suficiente. Y cuando tengo la iniciativa y hago algo que es bueno para mi... o no vale, o no tiene importancia o simplemente es nada... porque lo de (la persona que te está escuchando) es mucho mejor y lo que tu has hecho "es de segunda" o no tiene mérito alguno, con lo que no hay más que decir que un "aham".
Y qué más puedo decir... que mi creencia en mi misma está tan baja que a veces creo que nunca voy por el lado correcto. Y como me siento así, soy incapaz de alegrarme por mi, porque voy aprendiendo y logrando cosas. Me extraño cuando una compañera me da la enhorabuena por haber logrado paralizar un procedimiento porque no estoy acostumbrada a que nadie me las de. No soy tan mala, no soy de segunda, simplemente no puedo contar con el apoyo de nadie, porque el mundo anda centrado en sí mismo y yo parezco no tener mundo propio. Creo que mi órbita se salió hace tiempo del camino indicado y ahora anda dando tumbos sin tener rumbo.

No me queda más que volver a levantarme, a ponerme la sonrisa e intentar reconstruir mi corazón con trocitos de celo.

(Creo que es el texto más triste que he escrito, pero necesitaba desahogarme, aunque sea con el teclado de mi ordenador, y si alguien lo lee, simplemente, Gracias)