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7 de noviembre de 2012

Recuérdame

A la vista está que ya no estás aquí. 

Ya nadie abre tu puerta, ni oigo tus pasos entrecortados al salir del portal.
Te echo de menos.
Cuando veo la puerta de tu casa siento que parte de mi quedó dentro cuando te fuiste.
No son las grandes palabras por las que te recuerdo, sino por tus silencios entrecortados por las sonrisas sinceras. 
Vale más una hora de silencio contigo que los dos años que llevo sin  verte.
Te echo de menos.

Suena el despertador


"Quizá sea hora de levantarme" - Pensaba.
Dos rodeos más al rincón de mi cama y decido levantarme. Mis pies apenas responden al tocar el suelo. "Esta frío" - pienso
La cama me escupe, me levanto, a mis 89 años considero que tengo pocos motivos para levantarme y saludar al sol con la alegría que lo hacía cuando estudiaba... "¿Qué hubiera sido de mi si hubiera decidido hacer estudios superiores?"
La contestación, en la ducha, mientras intento olvidar que mi mujer grita porque son las once y tengo que ir a comprar, o eso creo que dice, de normal intento no escuchar las palabras que pronuncia... bendito silencio.
El silencio es importante para mi....
 "si no es nada importante, no merece la pena decirlo".
Después de toda una vida, estudios, trabajo, familia... qué tiempos en los que me sentía inmortal, en los que la mayor preocupación era cumplir con la obligación de la familia... ¿Y ahora que? Tengo tres hijos, diría como tres soles, pero sería engañarme a mi mismo. Los hijos vuelan de casa... después de una vida entera dedicada a ellos.