Páginas

16 de abril de 2010


Hace meses que no escribo nada, como siempre, espero a un momento de inspiración, si es que llega.
Llevaba cerca de un mes encerrada indagando para un trabajo de la facultad... es enriquecedor aprender, pero a la vez, triste, sobre todo cuando se trata de las víctimas de genocidio.
Desde la primera clase, me ilusioné, me gustó el planteamiento que hizo el profesor y me gustó más cuando nos dió la información, pero sobre todo, cuando veía cómo se le iluminaba la cara hablando de, a fin de cuentas, la justicia, o más bien, de quien logra hacer justicia.
Si he aprendido algo estudiando Derecho, es que la diferencia de lo que dice la ley a lo que realmente sucede en "la calle", es abismal. Quizá no quería ser del todo consciente de la poca idea que tenía de ciertas cosas, pero nunca es tarde para aprender. Y aprender es lo que nos hace falta. La carrera esta planteada de manera que un libro es tu profesor, la persona, esa que viene a clase y te lee, no enseña, no aprendes. Qué triste.