Como cada tarde, se acercaba a la ventana, cuidadosamente tiraba del hilo que hacía que se abrieran las cortinas para dejar pasar la luz.
Llevaba un jersey de lana, de manga corta y escote amplio, no tenía frío, pero aún así, cuando el sol le cubrió la cara, cerró los ojos, y sintió ese estremecimiento que señalaba que todo empezaba.
Llevaba un jersey de lana, de manga corta y escote amplio, no tenía frío, pero aún así, cuando el sol le cubrió la cara, cerró los ojos, y sintió ese estremecimiento que señalaba que todo empezaba.